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lunes, 31 de diciembre de 2012

Base naval alemana en Yucatán


Recuerdo perfectamente cuando en la 1ª gran guerra, el Jefe del Servicio Secreto alemán Franz Von Papen en EE. UU., gestionó ante el Gobierno de Don Venustiano Carranza permiso para establecer en Tampico, Tamps, una base de submarinos. A final de cuenta, se autorizó dicha base en Guaymintun, puerto pesquero en el Estado de Yucatán. La Condesa Victorica, Subjefe del Servicio de Espionaje alemán en E. U., investigaba la salida de los barcos yanquis que zarpaban de New York y New Jersey para Europa; informaba por radio a la base alemana en Yucatán y de ahí salían los lobos del mar en persecución de los barcos mercantes, los cuales eran – en su mayoría – hundidos.
Estas operaciones de sabotaje costaron a Norteamerica millones de dólares. Todo terminó cuando Von Papen fue expulsado de E. U. y la Condesa Victorica fue capturada y encarcelada en Sin Sing, en donde falleció en forma misteriosa, debido a que se le suministraba por la fuerza, continuamente y a discreción droga heroica.
Resalta en esa época la enigmática y misteriosa figura de un espía que tenía fama de haber espiado para trece países, en todos ellos con nombres falsos, respaldados con pasaportes y con actas de nacimiento falsas o quizás verdaderos, solo que traducidos al idioma del país que se tratase.
Dicho personaje se estableció en la Cd. de México, procedente de París, recién iniciada la I Gran Guerra, entabló amistad con varios funcionarios de los distintos bandos mexicanos en pugna, viajó por las principales partes del país, hizo apuntes de topografía militar de nuestro país. Entró en contacto con las colonias alemana británica y gringa  y tuvo tratos con Von Eckard, pues hablaba varios idiomas.
Se apoderó de los mas importantes secretos de Estado tanto de Alemania como de Estados Unidos y de México (todo lo hizo aquí en el D. F., y una vez documentado, ofreció  sus servicios en México, pero como – de costumbre - nadie le hizo caso, se dirigió al país vecino del norte. Nadie sabe de cuantos secretos se apoderó.
Su olfato nato de espía internacional le dijo que México jugaba en ese entonces un papel importantísimo a nivel mundial y que conforme avanzara el tiempo dicho papel se iría acrecentando. Siempre manifestó: el despotismo, egoísmo y torpeza de los gringos le ocasionará grandes problemas  al país en cuestión y que él solo se aprovechaba de dicha estupidez.
Este personaje empleó un nombre que a la fecha se desconoce aquí en México y en gringolandia. Salió a la luz pública con el nombre de Jack St. Cyr, cuando apareció en el Departamento de Estado y dijo: si el gobierno de la Casa Blanca está dispuesto a desembolsar la suma de cincuenta mil dólares, con gusto le daré un secreto de estado que tiene por lógica un valor en efectivo de millones y millones de dólares y salvarán miles de vida.
Por supuesto que había tomado todas los medidas del caso y  México estuvo a punto de obtener toda la información gratuitamente en caso de que el gobierno estadounidense le hubiese hecho una mala jugada. Comprobó con documentos que llegaba a ese país, procedente de México. Los estadounidenses se interesaron por lo mencionado por el espía, quien mostró planos y documentos que avalaban lo dicho por él. La marina de guerra norteamericana hizo las investigaciones pertinentes  y comprobó lo mencionado por St. Cyr. Cabe hacer mención de que después de ésta hazaña se dice que prestó servicios durante y después de la I Gran Guerra a EE. UU. supe de sus andanzas hasta noviembre de 1920, después de esa fecha, ignoro que fue de él.
Siempre trabajó solo, jamás perteneció a alguna organización. Todo lo ganado por su trabajo, descubriendo y vendiendo secretos a potencias rivales, le permitieron vivir extraordinariamente bien.
Cuando llegó al país vecino del norte, llevaba fotografías de importantes documentos, planos de carreteras, líneas férreas, de las costas mexicanas, copias de claves mexicanas y alemanas, sabía en detalle la labor de Von Eckardt y de Von Papen (en E. U.)  y llevaba el descubrimiento de una base naval alemana en costas yucatecas, en Guaymintun.
Le pagaron cincuenta mil dólares por la información de dicha base. Después empezó a vender por partes, secretos verbales a la administración y al mismo presidente Wilson. Con lo aquí narrado, se dio pie a otras investigaciones, así como también se distorsionó datos que luego fueron adjudicados a mujeres y hombres que en realidad ya fueron sobre seguro.
Bibliografía.- Lo aquí narrado es avalado por las averiguaciones que hizo el Comité de Investigación del Senado de los E. U. A., allá por el año de 1934, si es que la memoria no me falla.

Bibliografia:

The black chamber.- Cor. Herbert C. Yardley. Military Intelligency Service.
Historia de México básica, La Revolución mexicana 1909 – 1920 Ing. Federico Juárez Andonaegui.

El presente escrito fue hecho por el Ing. Federico Juárez Andonaegui, agradezco personalmente la participacion de tan habil escritor